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Un día como hoy, 5 de Junio, pero de 1975: Syd Barrett visita las sesiones de grabación de su ex-banda Pink Floyd, sin previo aviso, mientras ellos trabajaban para su siguiente álbum Wish you were here en los estudios Abbey Road.
El misterioso hombre vestía un pantalón negro y una camisa blanca, en la mano llevaba una bolsa de papel de la que sacaba un cepillo de dientes y lo colocaba en su boca, observaba con detenimiento el equipo de grabación y constantemente se sentaba y paraba de las bancas ubicadas en la sala.
Coincidencia o no, la banda estaba realizando ajustes para el tema Shine On You Crazy Diamond, dedicado a Syd. Dada la oportunidad de escuchar la mezcla en progreso, Barrett no pareció distinguir que la letra trataba sobre él.
Al principio la banda ni siquiera lo reconoció porque Syd tenía sobrepeso y se había afeitado la cabeza y las cejas. El tecladista Richard Wright pensó que quizás era amigo de uno de ellos, David Gilmour creía que se trataba de alguno de los “cerebritos” de la disquera EMI.
Waters recuerda: «El famoso día en el que Syd vino a las sesiones de Wish You Were Here, estaba afeitado… se había afeitado todo. No tuve idea de quién era por un buen rato y tampoco lo sabían los otros”.
Waters fue el primero en mediar palabra con Barret. Syd comenzó a hablar de su vida más reciente: “Bueno, tengo un televisor a color… y una nevera, pero las chuletas se acaban rápido, así que tengo que seguir comprando más”.
Barret preguntó cuándo podría grabar su parte de la guitarra, la banda le respondió con una mentira piadosa: «ya las has grabado”. Luego le hicieron escuchar Shine On You Crazy Diamond; al terminar le preguntaron qué opinaba y él respondió que le “parecía un poco vieja”.
Durante la mañana del mismo día, David Gilmour contrajo matrimonio con la modelo Virginia «Ginger» Hasenbein, por lo que en la tarde le organizaron una pequeña fiesta en el bar de Abbey Road. Syd estuvo presente algunos minutos, pero no cruzó palabra con nadie y se fue temprano sin despedirse.
La aparición de Barret con la cabeza rapada también sirvió de inspiración para el personaje Pink en la película The Wall, quien también se afeita las cejas y la mayor parte del cuerpo, luego de sufrir una crisis mental.
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