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THE FINAL CUT: EL FIN DE OTRA ERA. (Reseña)
40 TH. ANNIVERSARY – MARCH 21, 1983.
Los fans siempre han tenido sentimientos encontrados sobre este álbum, y es común escuchar comentarios que es un álbum deprimente, y que no se parece en nada a Pink Floyd, que definitivamente podría haber usado más material melódico de David Gilmour, que uno esperaría melodías superiores y una instrumentación más elaborada, que es muy cinematográfica, monótona y que no tiene mucha de la gracia de Floyd. Pero a pesar de estos comentarios sin duda, es un trabajo oscuro y altamente emocional que trasciende las comparaciones o clasificaciónes fáciles y premia al oyente paciente. Líricamente esta es una gran obra, con pasajes absolutamente literarios. Musicalmente es un regalo idiosincrásico, no es música convencional incluso para los estándares de Pink Floyd, supongo que no tiene un cajón convencional donde podamos ponerlo, un álbum sinfónico … una especie de ópera. Las letras están entre las más dolorosamente introspectivas y reveladoras de Roger Waters, al menos cuando no está entrando en el territorio de la diatriba política que abordó con mejores trabajos anteriores. Pero el problema es la música, una prueba de que Waters necesitaba a Pink Floyd, a la verdadera Pink Floyd, esa magica combinación Wright-Gilmour. Impenetrable en muchos aspectos, pero con su ira, el énfasis en las letras y las texturas sonoras, está claro que Waters pretende que sea él «álbum». Y es igualmente claro que Pink Floyd no podría haber continuado en esta dirección. Waters ya no tenía interés en la configuración de grupo, como ilustra este disco, no es un álbum de Floyd en muchos aspectos. Distintivo, sin duda, pero no fácil de amar y, según su punto de vista, ni tan fácil de admirar. No hay un término medio, o te encanta o lo desprecias por completo. Si bien es más un esfuerzo en solitario dependiendo de cómo lo mires, es el peor álbum de Pink Floyd o el mejor álbum de Roger Waters. No es un álbum fácil de escuchar o de amar, pero eso no disminuye su grandeza. Es un álbum de Pink Floyd y lleva su sello, y eso es absolutamente relevante, y le da otro nivel..
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